Hace días decidí tomarme un poco de tiempo para salir de mi rutina y relajarme, entre tantas cosas que hice me sentía cada vez más agobiado, por lo que decidí simplemente irme a tomar una largar caminata que despejara mi mente. Desde niño siempre me ha encantado tomar esas caminatas que te liberan de todos esos momentos de estrés y te diviertan. Caminado por las arboledas de los parques de la Concepción puede desconectarme del mundo, pero en un punto de esta me encontré a una singular escort que se encontraba sentada en una banca dándole de comer a unas aves, ella tenía unos hermosos ojos azules, un sedoso pelo castaño oscuro y su tez era tan blanca como la leche… Ante mis ojos era perfecta, la línea de sus labios me hipnotizaba atrayéndome cada vez más, hasta que no pude evitar sentarme a su lado. Alegremente me miro y saludo, yo solo puede lograr a balbucear unas palabras tratando de presentarme, tenía una voz tan melodiosa como la de aquellas aves a las cuales alimentaba. Entre toda la pena que sentía pudimos conversar un largo rato y en algún momento de esta conversación ella me sugirió que tomáramos un pequeño paseo, ¿Cómo decirle que no, a una escort tan hermosa? A medida que admirábamos el paisaje ella me contaba acerca de su vida, de cómo nació en la Concepción y el porqué de que todavía vive aquí. Al parecer era una escritora, redactaba una pequeña novela de terror donde el peor miedo del protagonista era quedarse solo, esta historia ya la había publicado y se hizo tan famosa que vendió muchas copias, por lo que la escort no tuvo, ni tiene que trabajar más en su vida. Pero sin embargo aun así constante mente ella dice que se mantiene conectada con el mundo y que día a día aprende más. Ese fue un paseo que nunca olvidare.