Una fría noche me dirigía al trabajo caminando por las calles de Chiloé, pero iba muy atrasado así que decidí tomar un taxi, para mi sorpresa era una escort la que estaba tras el volante, muy conversadora por cierto. En el viaje a mi trabajo me hablo sobre toda su vida y como término trabajando para una cadena de taxis, que de joven era una modelo, que se manejaba entre las más grandes pasarelas de Chiloé y que cautivaba a tantos hombres que no tenía ni siquiera el tiempo para atenderlos, pero que todos caían a sus pies. A su familia no le gustaba su trabajo como modelos pero tampoco le querían pagar la colegiatura para estudiar una carrera, así que era básicamente eso, trabajar en otra cosa que le llamara la atención y eso era conducir. Ella era feroz conduciendo, no le tenía miedo, sin embargo al ver su hermosa cara y su grandioso cuerpo puede ver porque se le hacía tan fácil ser modelo, era de esas escorts por la que todos los hombres fantaseamos, no se me ocurrió otra grandiosa idea que invitarla a salir. Fue gracioso porque tenía que ir a trabajar pero a la vez no quería, así que tome a esta escort como una señal. Nos divertimos bastante, me llevo a muchos lugares de Chiloé que no conocía, vimos unas películas y me enseño como eran sus rutinas de modelaje. Es increíble como el destino nos puede dar cosas y momentos que nosotros ni esperamos a la vuelta de la esquina, yo espero que a cualquier que este leyendo esto pensado que cosas así no pasan y que se mantengan positivos, que disfruten de esos momentos imprevisto que poco a poco se está formando y que en algún momento les toque encontrarse con algo que les cambie su vida, como a mí me la cambio esa escort taxista de Chiloé .