Mis amigos y yo nos encontrábamos paseando por Viña del mar, cuando de repente decidimos entrar a un bar a tomarnos unas bebidas, nos la pasamos genial la verdad, la noche pasaba rápida, veíamos el partido mientras comíamos unas hamburguesas, haciendo lo que siempre hacemos, que es hacer la noche nuestra. Todo se veía tranquilo, una noche de bebidas cualquiera, hasta que las vimos entrar por la puerta, las escorts más hermosas que habíamos visto en toda nuestra vida. Fue gracioso porque uno de nosotros no pudo evitar botar cerveza por la nariz de lo sorprendido que estaba, eran bellísimas y en gran cantidad. Al verlas pasar por la barra decidimos armarnos de valor e ir a saludarlas, muchos fracasaron por su forma torpe de hablar, sin embargo un amigo y yo pudimos conseguir que dos de ellas se interesaran en nosotros, realmente no sé como yo pude hacerlo. Cuando el bar se fue llenando cada vez más, decidimos dejar atrás a nuestros amigos y cambiarnos de lugar para estar más comodos con las escorts, eran muy interesantes una de ella era doctora y la otra fotógrafa, se conocieron en la universidad aunque obviamente era de diferentes carreras se hicieron grandes amigas. A mí como me gusta más la fotografía se me hizo más fácil relacionarme con la fotógrafa, era una hermosa mujer de grandes curvas, me sentía algo intimidado por que era más alta que yo pero la conversación cada vez era más placentera y yo sentía que cada vez más le atraía a esa escort de rulos castaños. Al final nos fuimos por algo más que una simple conversación. Creo que es el mejor que verano que pude llegar a tener, ahora adoro a Viña del mar, siempre volver a viajar allá.