A la luz de la luna me encontraba en un magnifico restaurante en Punta Arenas, mi cita era una hermosa mujer, escritora y poeta que disfrutaba de las bellas artes. Les hablare de una de las citas más hermosas que he tenido el placer de tener, ustedes saben que yo les cuento de todos esos momentos que son memorables, ya que es la mejor forma que tengo para que no se me olviden y que bueno, es mi forma de trabajo. El tema principal del restaurante era la música clásica, así que mientras cenábamos podíamos observar y escuchar a bandas y cantantes, pero quien quisiera distraerse con esto cuando se tiene a una escort tan interesante frente a los ojos. Nos conocimos en una biblioteca cuando casualmente buscábamos el mismo libro de poesía, nuestras manos se toparon en ese pequeño libro, basta decir que termino en el piso, pero de aquel pequeño momento surgieron bastantes cosas maravillosas. Ese mismo día quedamos en vernos de nuevo para cenar en un restaurante de Punta Arenas, ya yo había ido bastante veces ahí pero nunca me había sentido en ese lugar como me sentí esa noche. Esa escort era increíble, había hecho millones de historias, sus manos eran tan delicadas pero se notaba que trabajo mucho. Pasamos toda la cena hablando de películas, de libros y de arte, sentía que hablaba con mi reflejo, era maravilloso, nos tomamos un tiempo para bailar jazz, mis pies son torpes pero por lo menos sabia parecer que era buen bailarín, por lo menos la divertí y ella me enamoro con su actitud, su dulces labios y su suave voz. Extraño esa noche, nunca debí irme de Punta Arenas, aunque lo que realmente extraño es a esa escort, espero que aun piense en mi.